DREAM-D

Hola, un saludo a todos los fotocomuniteros, desde este pequeño rincón virtual sentiros como en casa. Podéis ver que la sala está adornada con algunas de las fotos que he podido colgar gracias a los propietarios, porque yo estoy aquí de “alquiler” por así decirlo, o tal vez...en condición “ocupa tolerado”, según se mire, jeje. Resulta bonito compartir los trofeos de captura con vosotros y también poder ver los vuestros, porque coincidiréis conmigo que lograr buenas fotos no es tarea fácil.

Esto es algo que quienes no comparten nuestra afición ignoran, y tal vez la siguiente escena lo ilustre bien. Estás en un bosque frondoso, verde, pleno de vida y eres consciente de encontrarte en un enclave ideal para dar rienda suelta a todas las imágenes que se te ocurren, ¡que tiemble la tarjeta de memoria!. Las hojas filtran la luz del sol y los contrastes entre luces y sombras parecen ser un atractivo turístico pensado para los fotógrafos. Llevas todo el equipo, de manera que no habrá elemento que se te resista. Te frotas las manos y aguzas tus ojos como dos objetivos implacables. De repente una tela de araña salpicada con gotas de agua clama a viva voz por una fotografía, ¡es un auténtico collar de diamantes preparado para mí!, ¡si hasta la araña está posando!.Será la primera captura de la mañana, algo que te sentará mejor que un desayuno a base de jamón de bellota. Colocas el trípode, lo equilibras, acoplas la cámara, la inclinas, miras por el visor y tratas de ver que las líneas mantienen una base perfectamente recta. Haces el ajuste, bajas la velocidad de obturación, abres el diafragma a tope, programas el disparo porque ni se te ocurre respirar mientras la máquina está trabajando, ¡ni la toques, ni la mires! que lo que resta corre de su parte.

No obstante llega un protagonista con el que no contabas, un lindo perrito que introduce ¡su linda patorra! justo en mitad de tu collar de diamantes, ¡adiós foto!. Entonces sientes como si te hubieran atracado robándote un instante único, efectivamente, un atraco a pata armada. Después irrumpe la familia numerosa: cinco lindos y ruidosos críos correteando por todos lados, desbocados y atolondrados, corriendo de allá para acá cual petardo de feria,...pero “encantadores” sin duda, sólo les falta ladrar y levantar la patita al orinar. Y que conste, los niños son adorables pero algunos parecen estar más acelerados que un gato en una lonja de pescado. Los padres ojerosos, ausentes, cansados y con pinta de haber llegado al límite de la paciencia, tal vez sea por eso que se hallen en modo sin cobertura ni batería en este momento. Se mueven por inercia, vencidos y resignados, se nota que hace tiempo arrojaron la toalla y que encima los niños la quemaron en señal de victoria. El caso es que ya no hay nada que hacer... ¡cualquiera busca otra foto alrededor!, si enfocaras hacia un árbol seguramente encontrarías un crío colgado de una rama y el perro tratando de ahorcarse en otra.

Aparte, tus amigos aparecen a lo lejos haciéndote gestos y aspavientos de ¡ya está bien, que queda mucho camino por delante!, y tú... que te tienes que resignar, recoger y suspirar por otra oportunidad. Así que te marchas con un enfado más monumental que el de la mismísima propietaria del collar, la araña.

Es por eso que para mí, al igual que os sucederá a vosotros, las fotos tienen un mérito añadido independientemente de ser mejores o peores, ya que conseguirlas ha supuesto en muchos casos tener que luchar contra el reloj, el entorno y los imprevistos. Es por ello que felicito a todos los fotocomuniteros por enfrentarse a los elementos a fin de extraer la belleza que la vida a nuestro alrededor nos proporciona. Cada foto es un trozo de mundo que se activa y respira bajo la luz de los ojos que contemplan la imagen.