Oscar Ibargüengoytia

Me llamo Oscar Ibargüengoytia y soy fotógrafo.

Nací el año de 1971 en una pequeña clínica de la Colonia del Valle, Distrito Federal, viví una feliz infancia en un pintorezco edificio azul a un lado de la antigüa fábrica de Jarritos... ah que buenos son!

Al termino de mi infancia recibí sin darme cuenta y entre juegos, un regalo de manos de mi amigo Carlos, mi mejor amigo. Recibí su influencia, influencia que me llevó a tener el gusto por la pintura y la curiosidad por la fotografía, asi como a iniciar un peregrinaje por la búsqueda de mis pasiones.

Después de sobreponerme a la oposición de mi familia por las artes y salir de la rebeldía desorbitada, estudié Diseño Gráfico e inicié un arduo recorrido laboral partiendo del departamento de mensajería en una agencia publicitaria, hasta llegar a ser el Director de Arte en una segunda. Finalmente, terminé por abrir mi propio despacho de diseño en el año 2002 con un pequeñito estudio de fotografía.

Exiliado desde hace unos 3 años por voluntad propia al bello Estado de México, amplío mis horizontes, y por igual ya no me limito solo al estudio, sino que tomo como escenario el mundo y los lugares que éste ofrece, incluyendo por supuesto los regularmente despreciados rincones cotidianos, aprovechando de unos las grandes capacidades creativas y explotando de otros los retos que estos demandan.

Esto me permite afianzar mi gran pasión, aquella que incié con una vieja camara de segunda mano que ahora atesoro como si fuese pieza de museo, y que lo es, por lo menos del museo de mi historia natural.

Me defino como amante de lo bello, de los animales y de la vida. Soy una persona que gusta darse el lujo de disfrutar lo que tiene y puedo ser tan simple que resulto muy complejo. Conservo la confianza en la nobleza y buena fe del ser humano, pero de forma contrastada, en mi trabajo me encuentro en un punto medio entre lo egocéntrico y lo desconfiado, exigente y detallista hasta el empacho.

Autodidacta, aferrado y curioso, jamás dejo de proponer, investigar, buscar y encontrar para aprender, pues conservo la maravillosa capacidad de asombro que poseen los niños y aun siendo niño adquirí la sabia paciencia de los viejos. Deseoso siempre de conocer, entender y apender las reglas para romperlas con estilo... mi estilo.