Estoy perdido, no me retenga
"En 1995 le encargué a un amigo, armador de pesca de La Guardia, cuyo barco faenaba alrededor de las Azores en busca del pez espada, que arrojara al mar, en medio del océano, una pieza como esta. A su vuelta de la campaña me confirmó que lo había hecho, tal como le pedí.
Sí alguien encontrara esta pieza en cualquier lugar remoto, cosa poco probable, se encontraría con el mensaje explícito de que el voluntario destino de esta es seguir su periplo sola, y a la deriva.
El camino que elige un artista es indudablemente incierto y sin rumbo prefijado, a los ojos de cualquier mente fríamente sensata un error de cálculo. Sin embargo el artista es muy consciente de su singladura aventurada, de que navega en un mundo flotante, de que su camino es solitario, de que no acepta interferencia y de que con determinación inventa su propio destino"
Jorge Barbi
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