El suicidio del Flautista de Hamelín

El suicidio del Flautista de Hamelín

En la primera parte del popular cuento del Flautista de Hamelín, éste, tocando la flauta, atrae las ratas de la ciudad de Hamelín al río Weser en el que se ahogan (¿atentado ecológoco o medida sanitaria? ¿Supervivencia, o remodelación del orden natural decidida por el hombre que se erige en demiurgo?) .
Pero la segunda parte es mucho más triste, pues este flautista mago, que no ha podido cobrar por sus servicios, decide vengarse del pueblo y hace con los niños lo mismo que con las ratas, mientras los mayores están en misa (hay otras versiones en las que los encierra en una cueva, pero son versiones igualmente malvadas).
Se ve que, para los humanos, los intereses tienen más valor que el sentido de la ética.
Pero, yendo más alla, eso me recuerda a ciertos personajes históricos muy conocidos que eran capaces de llorar oyendo maravillosas composiciones de música clásica, y de cometer o programar las mayores atrocidades durante el resto del día.
En muchos casos, los cuentos para niños no son precisamente para niños, y no son inofensivos.